La artroscopia de columna ha llegado A Coruña

La voz de Galicia hace a un reportaje a integrantes de nuestro equipo de Traumatología, lee aquí el artículo o en La Voz

En un quirófano del Hospital San Rafael de A Coruña, se hizo historia. Los doctores Juan Castro Toral y Juan Álvarez de Mon Montoliu realizaron una cirugía empleando un robot que navega en la columna vertebral de un paciente. Como si de un GPS en el cuerpo humano se tratase, que a mayores se completa con un reconocimiento de imagen basado en un TAC previo. 

Era la primera vez que se realizaba una intervención de este tipo en Galicia. «Esto forma parte de una revolución», aseguraba el doctor Castro Toral días antes, que junto a su compañero, forman parte del área de Cirugía Ortopédica y Traumatología. Este jueves repitieron hazaña: «Todo un éxito», resumía Álvarez de Mon Montoliu tras finalizar la segunda intervención. 

Nos reunimos el lunes en una de las consultas del centro coruñés. El aparato todavía estaba de camino. Como primera experiencia, se enfrentaron a una cirugía de estenosis de canal lumbar, «cuyo principal problema es que los nervios están comprimidos en la columna porque hay un desgaste que no les deja sitio», explica el doctor Castro Toral. Para ello, es necesario descomprimirlos, y quitar estructura ósea. «Así que también tenemos que fijar la columna con tornillos», añade el traumatólogo. Estos tienen que introducirse por los pedículos, que son dos estructuras de unión. «Debemos respetar las raíces y el saco dural», señala Castro, a la vez que el doctor Álvarez de Mon extrae de su bolsillo un tornillo del tamaño de un meñique para ejemplificar: «Introducimos uno como este, y va unido a unas barras», comenta. 

CESAR QUIAN

La primera operación en Galicia con Navegación 7D, realizada en el Hospital San Rafael de A Coruña

CÉSAR QUIAN

Tradicionalmente, esta intervención se ha hecho a mano, a pesar de que los robots llevan años haciendo historia en quirófano. Véase el caso Da Vinci (un cirujano digital con cámara 3D, visión aumentada, y que es manejado desde una consola), disponible bajo el mismo techo, pero sin homologación para el tratamiento de la columna. Así que a falta de tecnología, los dedos expertos servían. «La precisión que tenemos se adquiere a base de poner muchos tornillos. Al año, hacemos entre 150 y 200 cirugías, lo cual es un número elevado. A seis u ocho tornillos por cada una, el total asciende a miles de ellos colocados», destaca el doctor Castro. Y sin bien las complicaciones no suelen darse,  las variedades anatómicas existen: «Si la columna está rotada porque tiene una deformidad, está girada, tiene unos pedículos que son especialmente estrechos de nacimiento o una malformación, las pasamos canutas para colocarlos», detalla el traumatólogo. 

La realidad es que hasta la llegada de este robot tenían que ir palpando: «Para identificar la entrada en el pedículo tenemos que extraer el hueso hasta que la vemos. A partir de ahí, metemos el tornillo a base de tacto, y sabemos si salimos o no», detalla Castro. Se apoyaban en los rayos X dentro del quirófano, lo que solo les permitía trabajar con un plano y no ver lo que sucedía en tiempo real. El resultado final, eso sí, lo confirmaban con un TAC postoperatorio. 

Doctor Juan Castro Toral: «El número de errores debería llegar a casi cero»

Un procedimiento que ha pasado página, porque este aparato con imagen en 3 dimensiones y navegación en tiempo real solo trae ventajas. En primer lugar, y lo más importante para los cirujanos, supone un avance en materia de precisión: «El número de errores se minimiza extraordinariamente. De hecho, debería de llegar a casi cero», aventura el doctor Castro. ¿La razón? Observan en tiempo real por dónde seguir. «Hay gente que está utilizando un TAC intraoperatorio, pero eso tiene la desventaja de que sometes al paciente y al equipo a muchísima radiación. Y además, no trabajas en tiempo real, sino que haces una imagen, otra, otra, y cada una de ellas supone una radiación considerable ya que el procesador del aparato debe reconstruirlo», precisa el experto en traumatología del San Rafael. 

En esta misma línea, otro punto positivo es que no se utiliza radiación por lo que además «supone mayor seguridad», añade Álvarez de Mon. La lista continúa. En tercer lugar, el abordaje es «más pequeño». Más sencillo (si tal siquiera es posible emplear esta descripción en terreno médico): «Para identificar la entrada del pedículo, y lograr poner los dos tornillos, tenemos que quitar hueso hasta que la vemos. Abrimos, separamos los músculos, y llegamos a la columna. Pero con el sensor, necesitamos un espacio más pequeño», detalla Castro, a lo que Álvarez de Mon, añade: «Con solo encontrar este punto, el sensor que lleva el aparato hace el reconocimiento… Tal y como ocurre con el reconocimiento facial». Así, actúa como un guía al que deben seguir. Lógicamente, con criterio. 

Por último, la recuperación se acorta: «Repercute positivamente en el paciente en términos de tiempo, menos anestesia, menos riesgo de infección, menos sangrado y mayor rapidez en su recuperación porque es menos agresivo e invasivo que la cirugía abierta», resume Álvarez de Mon. 

Posibilidades con más de una patología

Lo mejor de todo es que esta metodología no solo estará destinada a los casos más graves e imposibles de tratar. «Se podrá utilizar en personas que han tenido una hernia discal en la que ha fracasado la cirugía y necesitan una instrumentación, en gente que tenía artrosis en la columna y dolor lumbar por la que necesite una estabilización, en pacientes de una estenosis de canal, y sobre todo, ayudará a personas en las que a todo lo anterior se les asocia una deformidad», explica el doctor Juán Álvarez de Mon. A mayor deformidad, mayor complejidad. 

ANGEL MANSO

Eso sí, este avance solo es la punta del iceberg. El doctor Castro hace memoria de todos los pasos dados en prol de la evolución: «Pasé de ver los controles que hacíamos en quirófano de placa en placa, a los aparatos que tenemos en la actualidad que son los arcos. Cuando empecé no había resonancia, el TAC era limitadisimo, o la cirugía de la rodilla se hacía abriéndose cuando ahora se realiza por artroscopia», apunta el profesional. Una madurez tecnológica suficiente que «hace que la columna viva una revolución importante», señala. 

Un paso más allá para la planificación preoperatoria

Previo a la cirugía, se realiza un TAC al paciente, que después servirá de mapa al robot. Algo esencial en la planificación: «En las intervenciones de columna es muy importante saber a lo que te vas a enfrentar. La planificación preoperatoria, sobre todo en deformidades o en estenosis en las que la anatomía no está conservada, es imprescindible», señala Álvarez de Mon. Así que antes de entrar en acción, es momento de sentarse para estudiar el caso: «Tenemos el TAC grabado y lo introducimos dentro del software del navegador. Nos indica el tamaño de los tornillos, el tamaño en cada segmento, la inclinación, angulación, los márgenes deseables y las dificultades que nos podemos encontrar», precisa el traumatólogo. Todo calculado al milímetro, hasta los imprevistos. 

Doctor Juan Álvarez de Mon Montoliu: «Hoy en día, las técnicas son muy seguras, pero con esta tecnología se hace mucho más fácil»

Y mientras tanto, los pacientes, tranquilos. «Mucha gente tiene miedo a intervenirse de la columna porque temen empeorar. Es más, la pregunta del millón es: “Doctor, ¿me puedo quedar en silla de ruedas?”», reconoce Juan Castro Toral. La realidad marcha en dirección contraria. «Hoy en día, las técnicas son muy seguras, pero con esta tecnología se hace mucho más fácil», expone Mon.

De hecho, existe un perfil de afectados que las reclaman: «Son personas jóvenes, que se informan, y que ya piden la innovación para la cirugía de la columna. Exigen más seguridad en el quirófano», cuenta Álvarez de Mon. Y un hecho impepinable es que la tecnología lo cumple a gran escala. 

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